Después de toda esta vorágine electoral que gracias a los manotazos de ahogado del partido no ganador (suena mejor que perdedor), aún no acaba (en Lima) , hoy he sentido el valor real de la política y la democracia. Las elecciones en este país son para mi, el acto menos político de todos, porque no nace de la voluntad popular -partiendo del voto obligatorio- nace del interés particular de convenientes alianzas electorales. Nada de partidos, programas, ideologías o consecución de ideales al menos. Pura panfletería por un sueldo fijo y muchos variables.
Sin embargo hoy, hace apenas unos minutos fui casualmente testigo de una verdadera manifestación política de quien sí representa la voluntad popular, de quien ejerce el mandato representativo de los intereses comunales, del bien común. No voy a polemizar sobre el motivo de la manifestación o marcha que acabo de presenciar, no voy a tratar sobre lo justo o injusto de sus demandas y menos sobre quienes están o no detrás. Solo quiero a través de las imágenes que postearé dejar testimonio de lo que es una manifestación ordenada, limpia, blanca, familiar y convocante. No comento una noticia radial o televisiva cuyo filtro siempre tergiversa todo. Desde el lente de mi cámara pude ver directamente lo que ahora menciono sin filtros ni censuras.
Y en la calle estaban niños, mujeres, ancianos y hombres juntos, con centenares o miles de banderas blancas pidiendo a voz en cuello una solución a sus demandas. Veía una actitud alegre, nada rencorosa o violentista, se percibía una actitud de unión, de comunidad, de todos y no de algunos.
Les dejo algunas imágenes que pueden corroborar lo que menciono y que en buen cuenta, me dejan el grato sabor de creer que pese a cachetadas y actas impugnadas, hay quienes sin saberlo, saben más de democracia que ilustres funcionarios.






