Es una lolita, es la Lolita perfecta en realidad. Eso es lo que es. Por fin lo vi. Desde esa expresión atrigresada, el maquillaje exagerado, los ojos intensos y el aura apasionada. Un porte altamente distinguido, con una mezcla sutil de inocencia y sexualidad. Poderosamente atractiva, confusamente musical.
Y de lejos con satén negro domina la escena. Y de lejos simplemente descubres los contornos de los ojos, la boca, las líneas marcadas de su pelo.
Tan lejana que cuesta mirarla, tan lejana se posa del delirio que se torna insoportable.
Café para Cuatro 