Y no es un tema de ahora. No señor. No se trata sólo del desastre, paupérrimo, indignante y vergonzoso escándalo del Tribunal Constitucional o la Defensoría del Pueblo. Va mucho más allá. Va por saber que estamos caminando a ciegas, sobre fango y arenas movedizas. Va por un pequeño análisis sobre el futuro mediato, donde vemos claramente que de educación, nada; de salud, nada; de seguridad, nada; de institucionalidad, nada; de lucha contra la corrupción, menos que nada; de desarrollo, absolutamente nada. Las inversiones se retraen, los precios bajan, el crecimiento macro se reduce, y por ende las cosas vuelven poco a poco a su rumbo, y para cuando todo vuelva a la normalidad, seguiremos siendo las mismas bestias hambrientas, pero con menos dinero en el bolsillo, y probablemente muchas deudas en el banco, con la tarjeta dorada que nos regalaron, cuando alguien creyó que teníamos más dinero.
Esto no es un análisis político ni mucho menos, es solo una verruga que me ha salido en la cara, después de leer los periódicos un domingo cualquiera.
Se trata de una mirada global de hacia dónde va el país. Y el horizonte, está más nublado que el cielo limeño, una tarde de Julio como ayer.
H.
