¿Qué estamos buscando ?


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Entre una cosa y otra, si uno se toma la molestia de prestarle atención a quienes se toman la molestia de contarnos sus historias, se puede rescatar más de una idea interesante. Por ejemplo. Esa frase de Joaquín que me recordaba un gran amigo:

‘En Comala comprendí
que al lugar donde has sido feliz
no debieras tratar de volver.’

Y como una cosa lleva a otra, caí con:

‘Uno vuelve siempre
a los viejos sitios
en que amó la vida,
y entonces comprende
cómo están de ausentes
las cosas queridas.’
Armando Tejada Gómez

El hecho está en que ahora no sé si volver a esa encantadora ciudad donde tantas noches sucumbí, o no volver y seguir siendo feliz con mi ausencia.

Y como otra-cosa lleva a una más, pensaba sobre la idea de ir a un lugar para ser feliz. Y me contaba ese gran amigo, que hay en la filosofía oriental, una idea inversa de búsqueda de la felicidad (si es que lo entendí bien). Y es que partimos del hecho de que uno es feliz por naturaleza. Es consustancial. Sin embargo, (en occidente sobre todo) hay tantos factores que nos rodean como satélites, que nos convencen de lo contrario. Nos crean cientos de necesidades que realmente no tenemos y nos llevan a pensar que para ser feliz tenemos que tener esas cosas-personas-lugares-etc. Claramente no es así. No vamos a encontrar nada allá afuera, no hay allá afuera nada que nos haga feliz. Pensar eso, nos llevaría necesariamente a una dependencia de lo externo, lo corpóreo, que limitaría demasiado el interior. Los occidentales siempre hemos tenido la habilidad de abusar, abusarnos, entre nosotros. El sentimiento primario del individualismo, sobre el bien colectivo. Creo pasa por ahí el hecho de que yo quiera convencerte a ti, de que para ser feliz, tienes que ir de viaje a esa isla paradisiaca y lejana, o que si realmente quieres hacer feliz a ser persona querida, debes regalarle esos pendientes que tanto soñó. Me convenzo, te convenzo

No.

De adentro hacia adentro, nunca de afuera hacia adentro.

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