Tú educación, mi educación.


En un principio mi intención fue entrar a analizar detenidamente el Currículo Nacional de la Educación Básica, para demostrarme y demostrarnos lo equivocado – o no- que estaba/mos. De esto ya hace algunas semanas o meses atrás. Sin embargo a la luz de los hechos recientes, creo que el tema de la interpretación de algunos pasajes de dicho documento ha quedado de lado (dicho sea de paso, el currículo es bueno, no habla de ideología de género –si es que este tema realmente existe- y sí es perfectible, pero no desde una perspectiva religiosa o de Fe). Este tema ha puesto sobre el tapete, hechos mucho más dolorosos. El perfil del ciudadano promedio peruano. La poca educación que tenemos para aceptar las diferencias. La poca educación que tenemos para defender nuestras opiniones e ideas. La poca educación que tenemos para argumentar nuestras posiciones. Y reitero siempre que es la poca educación la que nos lleva a cometer estos gruesos errores. No es un tema de intolerancia, fanatismo, discriminación, etc. Es la educación en tanto que ésta subsume todos esos conceptos.

Una persona educada, no puede ser racista, es contradictorio sustancialmente. Ninguna persona que ha leído o visto en la historia las causas y consecuencias que el racismo ha traído, puede ser racista, puede considerar a alguien inferior o superior por su condición racial, puede definir la sexualidad de alguien, por su color de piel. El racismo es consecuencia natural de la ignorancia, en tanto en cuanto ésta es producto de la falta de conocimiento, de educación. El que es racista aun habiendo sido correctamente educado o instruido, lo es por mutuo propio, asumiendo su condición de salvaje (dícese de un animal no domesticado o una persona no educada y ajena a las normas sociales elementales). Como el racismo, el clasismo; como el clasismo, la xenofobia; como la xenofobia, la homofobia; etc, etc, etc.

Uno puede estar completamente en desacuerdo con algunas opiniones, pero nunca puede descalificar a quien opine diferente, en base a argumentos ajenos al propio debate. No puedo decir a alguien que está equivocado porque es un provinciano de mierda, un negro de mierda o un cholo de mierda (el de mierda es el apellido calificativo natural en el Perú para darle la connotación de insulto a una palabra que no lo es).

No podemos estar “debatiendo” sobre el Currículo Nacional y hablar de plagas bíblicas, de creencias religiosas, de posiciones espirituales, sobre todo en un país constitucionalmente aconfesional. Pierde toda fuerza que un cristiano evangélico o católico, use argumentos bíblicos para descalificar el documento o para argumentar su posición. Si estamos discutiendo sobre un documento que rige la política nacional educativa, debemos argumentar nuestras posiciones desde una perspectiva asociada a la materia de debate (psicológicamente, antropológicamente, culturalmente, etc.), pero nunca de Fe. Esa es exactamente la posición que existe en medio oriente, vinculando estrechamente política y religión y ya sabemos a dónde lleva eso.

Si queremos debatir sobre sexualidad, identidades de género, homosexualismo y vertientes, perfecto, abramos debate, público, sin problemas, pero no mezclemos las cosas. No saquemos a relucir nuestras afinidades o aversiones sobre temas netamente vinculados a la sexualidad, cuando de lo que estamos hablando es de educación – o la falta de ella-, sobre todo cuando es tan, pero tan necesario reformar la que tenemos, para no seguir siendo igual a como somos hoy, a como hoy nos demostramos, nos descubrimos.

Desde mi posición de cristiano-católico-nopracticante, tengo mis dudas, sobre muchas cosas, teologales y no. Pero de lo que no tengo dudas, es que este país necesita reformar seriamente sus políticas educativas y sobre todo, su interpretación de respeto, tolerancia y aceptación.

Es fundamental para el desarrollo social de este país, que el ciudadano promedio (y siempre hablaré del promedio), ese que elige presidentes, que despide periodistas, que convoca manifestaciones, que viabiliza u obstruye proyectos de inversión, aprenda y entienda que su pobreza es mi pobreza, intelectual y financiera. Que no soy ni es mi enemigo. Que nos une más de lo que nos separa y que no por verme distinto, ser de otra ciudad o inclusive ser de otro equipo de futbol, debe verme de otra manera, agredirme, ridiculizarme, ofenderme. Piensa como yo, piensa diferente, pero piensa. Por favor.

Deja un comentario