La pérdida de la legalidad: un peligro latente.

En un estado de derecho, donde priman los principios básicos del mismo, como son la igualdad de todos y todas frente a la Ley, la correcta aplicación del marco normativo, el respeto a las instituciones públicas y privadas y sobre todo el conocimiento y reconocimiento de los operadores legales frente a las demandas ciudadanas, el peligro de un quiebre del principio de legalidad es casi inexistente.

En sentido contrario, donde no existen tales garantías, la posibilidad del ejercicio arbitrario de la norma, con interpretaciones antojadizas, con vulneración de derechos y con perjuicios enormes a las instituciones y al sujeto de derecho, concluye inequívocamente y por definición en un quiebre democrático.

Kabul: del terror al terrorismo

Lo que ha pasado en Afganistán con la toma de Kabul parece ser el cierre de un ciclo funesto y desalmado que inició con la invasión de las tropas estadounidenses en suelo afgano, como respuesta al vil ataque terrorista del 11 de septiembre. No me remontaré a décadas atrás donde el territorio era una disputa del bloque socialista y el bloque capitalista. Una respuesta que hoy a la luz de los hechos y más de 19 años después se confirma como un error. Confirma que fue una acción defensiva con una estrategia equivocada. Que no fue una defensa de sus intereses, sino un ataque, que no consiguió el objetivo y que, muy por el contrario, terminó de destruir un país ya históricamente golpeado por la miseria y que además solo consiguió dejar a toda la población en manos del grupo armado talibán.

Volviendo al futuro. La dignidad, los cojudignos y el quiebre de los valores.

En el mes de marzo del año 2009, a poco tiempo de haber concluido mis estudios fuera del país y ya estando nuevamente recolocado en mi sociedad, decidí abrir un blog. Quizá atendiendo a algún llamado interno que siempre estuvo ahí, pero que muchas veces acallé por más de una razón.  En esa época, las preocupaciones predominantes estaban enfocadas en el contexto político internacional producto de mis vivencias en otro país y el contacto directo con la multiculturalidad que te da vivir en el viejo continente. Sin embargo, al poco tiempo ya el llamado local y el contexto social, político y económico del Perú, hicieron su trabajo. Me reenfoqué (sin dejar siempre de estar pendiente del “más allá”). Ahí nació presionanimal, ese llamando de la bestia interna que todos tenemos dentro y que cada uno doméstica o intenta domesticar a su manera.

Hoy, agosto de 2021, 12 años y 5 meses después, leo con nostalgia y simpatía aquellas líneas, que bien o mal escritas, confirmaron siempre al mismo individuo. Veo con alegría y tranquilidad, que ese animal sigue siendo igual, fiero y rebelde, pero reflexivo y constructivo. Siempre creí que el proceso personal de reflexión era pieza fundamental en cualquier proceso constructivo. Artístico, político, social, emocional y hasta empresarial.