Es joven, perseverante, decidida, eso no se lo podemos negar. Así es Keiko Fujimori, una mujer que desde la infancia vive a la sombra o a la luz, según sople el viento para su familia, de la política; una vida política íntimamente ligada a la persecución incansable del famélico brazo de la justicia peruana. El padre Alberto, la tía Rosa, el tío Santiago, el hermano Kenji, así como ella, han pasado por la mente y el escritorio de más de un fiscal. Conocen el poder, pero también el presidio. Y, pese a haber convivido en más de una oportunidad con el tufo de la carcelería, ella lo volverá a intentar. La volveremos a ver en un cuarto intento por la toma del poder; así sea más del 61% de la población electoral la que le diga: «Keiko, no»; ella sí. Y porque así, perseverante y decidida es, tendremos que verla, queramos o no, nuevamente en el balotaje electoral; , siempre y cuando el sistema de justicia no llegue antes o viejos amigos, como Joaquín Ramirez, le vuelvan a quemar el pan. De entre los muchos problemas que su sempiterna candidatura plantea, resalta la falta de ideología partidaria. Quienes en algún momento se identificaron con su planteamiento programático pensaron que apoyaban a una liberal de derecha, joven y moderna, que buscaría integrar el Perú al comercio mundial, respetando libertades económicas, pero también civiles y políticas. Se equivocaron de cabo a rabo. Esa enorme carencia doctrinaria y hoy también programática se evidencia en risibles (aunque también dramáticas) imágenes como la de una Mesa Directiva compuesta por sus peones y los peones de Cerrón. Sin asco ni vergüenza, Nano y Waldemar parte de la misma Mesa podrían ser. Para Guerra-García hasta Guillermo Bermejo es un hoy un gran político. La carrera por 2026 ya se empezó a jugar. El adelanto de elecciones, pese a tener una iniciativa ciudadana en marcha muy corajuda y oportuna, que debiera encontrar en nosotros un eco mayor (¡cuanta indiferencia!) es casi una ilusión. Las cartas de 2026 se están jugando y Keiko no fallará. Ahí, joven, decidida como es ella, estará para pedirnos el voto una vez más, y una vez más a casa volverá.
Columna parcialmente publicada en Diario Perú21
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