Para cuando esta columna sea leída, faltarán menos de 48 horas para que termine 2024. Un año que nos situó al borde del despeñadero, que nos hizo mirar el futuro con vértigo e inseguridad, que nos ha servido para ver lo fácil que es, con solo menos de 200 personas (entre Legislativo, Ejecutivo y Judicial), impactar negativamente en la vida de más de 33 millones de personas y frustrar cientos de miles de proyectos de vida.
Pero de esa mirada también se desprenden otras ideas. He conocido en este recorrido a muchas mentes brillantes; personas con altos estándares morales, principios sólidos y valores contundentes, que bien situadas detrás del timón del poder podrían generar un cambio rotundo en lo inmediato. Necesitamos solamente un puñado, unas 250 personas capaces, con una mínima vocación de servicio y conciencia social. ¡250 de más de 33 millones! Así como estas 200 personas nos llevaron al despeñadero, esas 250 nos pueden sacar. Existen, están ahí, en sus casas, lamentando lo que ven a través de la ventana, pensando qué hacer para evitar que otra banda de sátrapas mercantilistas e incompetentes vuelva a tomar el poder por cinco años más.
Las posibilidades del Perú como proyecto país son enormes. Tenemos los recursos necesarios para reducir la pobreza a menos del 5% o incluso eliminarla. Tenemos los recursos para contar con una sanidad eficiente y humana, donde todos puedan refugiarse cuando la vida lo requiera; para construir escuelas públicas que formen millones más como esos 250.
Tenemos 250 mentes brillantes para gestionar el litio y el mineral, la agroexportación, la pesca, el turismo, la gastronomía, la manufactura, la banca y el comercio. Lo que nos falta son solo dos elementos: amor y coraje, por nosotros, pero también por la patria. Sé que los podemos conseguir. Vamos a salir adelante, lo sé.
Columna publicada en Diario Perú21
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