Uno puede tener una aproximación con respecto al centro político desde diferentes ángulos. Se puede entender (i) como un espacio políticamente equidistante entre dos fuerzas preponderantes como son, el (neo) liberalismo y el socialismo (por hacer referencia a dos de las familias ideológicas más conocidas); un espacio que reúne y concentra a quienes por diferencias menores no consiguen posicionarse plenamente en cualquiera de esas dos corrientes y optan por moderar su discurso, es decir, un punto medio; en suma, un espacio que aglutina ciudadanos disconformes con su verdadero pensamiento político; (ii) de igual manera como un espacio político que se aleja de extremos tanto de derecha como de izquierda donde quienes se definen como moderados se encuentran y por contraposición se alejan de pensamientos extremistas o radicales; (iii) como un espacio neutral, que toma una posición más liberal o social según sea el contexto o la coyuntura e incluso para muchos (iv) como algo inexistente donde se establece que se es de derecha o se es de izquierda, con todas las variaciones que al consumidor ideológico se le ocurran, pero que a fin de cuentas, el centro como tal, no existe.