Castillo de día, Castillo de noche

Todos sabíamos que no había un equipo preparado para asumir las riendas de un país tambaleante. Sabíamos también que las propuestas de campaña como la Asamblea Constituyente o la segunda reforma agraria iban a ser consideradas, pero requerirían de mucho esfuerzo político para poder ser puestas en marcha.

El presidente Castillo no tiene juego político ni experiencia alguna que le permitan conseguir sus objetivos. Aunque por sus recientes declaraciones, el Castillo de día parece, por lo menos, deslindar de una posible posición dictatorial; el Castillo de noche parece más bien ser visitado por personajes oscuros que le hablan al oído y le articulan historias que vemos luego, a golpe de tuitazo, manifestarse como amenazas y descalabros mentales en la voz de sus más radicales ministros.

Hay en Palacio de Gobierno dos mundos paralelos. Cerrón vive en Castillo, aunque no sabemos aún si Castillo vive también en Cerrón. La presencia insostenible del primer ministro Bellido nos demuestra que Cerrón es un hombre de poder. Un líder político que cuenta con la capacidad de poner en jaque al propio presidente de la República, habiendo armado un gabinete desastroso por donde se le mire, del que hasta hoy Castillo no ha podido desmarcarse. Hay una pugna de poder muy fuerte entre Vladimir Cerrón y el presidente Pedro Castillo. Hasta el momento, la presencia de Bellido demuestra un virtual ganador. Vladimir Cerrón tiene serias cuentas con la justicia y que pareciera serán saldadas dentro de muy poco. A lo mejor el presidente Castillo, el diurno, solo está esperando que el Ministerio Público le allane el camino y pueda finalmente empezar a gobernar.